sábado, 15 de agosto de 2009

MASONERÍA – LA VERDAD



ORIGEN DE LA SECTA JUDÍA LLAMADA
MASONERÍA (ALBAÑILERÍA) SIMBÓLICA.
TAMBIÉN DENOMINADA FRANCMASONERÍA,
O SEA, ALBANILERÍA FRANCA O LIBRE

Carlos De Meer de Ribera


Los judíos habían sido expulsados de Inglaterra en 1290 por el Rey Eduardo I a petición del pueblo a causa de sus usuras. El incidente que provocó la revuelta popular contra los judíos fue el caso de un usurero que exigió a su victima un interés de 2.000%.
Un primer antecedente de la secta judía podría situarse durante el reinado de Enrique VIII de Inglaterra (1491-1547) que, tras recibir cuantiosos préstamos de los banqueros judíos de Ámsterdam para sufragar sus inmoderados lujos de todo tipo, se encontró deudor de los judíos en tales cifras que se vio obligado a complacerles en sus exigencias, sobre todo en la ruptura con el papado y persecución a los católicos que se oponían a su divorcio de la reina Catalina.
El diputado del Parlamento inglés Oliverio Cromwell se sublevó contra el Rey Carlos I Estuardo, que pretendía gobernar sin contar con el Parlamento, y levantó un ejército para lo que recibió abundante dinero de la banca judía de Ámsterdam. Vencido, el Rey es ejecutado por Cromwell en 1649. Cromwell se autonombró Lord Protector de la Republica, suprimiendo el Parlamento y convirtiéndose en dictador perpetuo. Agradecido a los banqueros judíos, pretendió anular el decreto de expulsión de Eduardo I pero el Consejo de Estado no aceptó la propuesta del tirano. Cromwell, entonces, autorizó al judío Menajem ben Israel, de la Comunidad hebrea de Ámsterdam, para residir en Londres y construir una sinagoga y un cementerio hebreo y formar una corporación judía adicta al Lord Protector.
La agrupación hebrea de Londres comprendió que precisaba integrarse en la sociedad inglesa para encontrarse protegida por las leyes del país. Eligió adoptar la configuración legal de las corporaciones artesanales que existían en toda la Europa cristiana y decidieron incorporarse al gremio de la albañilería franca - franc-masonery
[1] - como muy adecuado a sus necesidades. Este gremio de la franc-masonery o free-masonery presentaba importantes características para los judíos. En primer lugar, la franc-masonery o albañilería libre no estaba sometida a las reglamentaciones municipales pues los constructores de los grandes edificios, catedrales, lonjas, ayuntamientos, palacios, etc., debían quedar exentos de controles municipales al ser sus obras de carácter especial por su tamaño, por afectar a muchos municipios, por ser obras de larga duración - a veces cientos de años -, pertenecer a instituciones muy poderosas como la Iglesia, la Nobleza, la Realeza, el Parlamento, etc., y precisar grandes cantidades de dinero prestado por los banqueros, a veces extranjeros y muchas veces judíos, de modo que era fácil a los judíos penetrar en un gremio que debía mucho dinero a los propios judíos.
Así pues, este gremio de constructores libres franc-masones se adaptaba perfectamente a las necesidades de la comunidad judía, establecida en Inglaterra por Cromwell en contra de la legalidad inglesa y del pueblo ingles.

[1] Búsquese en diccionario de inglés la palabra “massonery” masson = cantero, albañil
Búsquese en diccionario de francés la palabra “maçonnerie” maçon = albañil


Tenía también una característica interesante el gremio de la franc-masonery o albañilería libre: que regía en todos los países de la cristiandad, es decir, podían trabajar en todos los países de Europa, sin ninguna restricción cualquiera que fuera la nacionalidad de los maestros albañiles.
El gremio de albañiles libres -franc-masonery- era una sociedad profesional, es decir, operativa, al cual pertenecían los constructores, albañiles, canteros y otros oficios relacionados con la construcción de grandes edificios, principalmente catedrales o iglesias. La simbología del gremio era básicamente la de la cantería: malletes (martillo de cantero), mandil de cuero, nivel, regla, escuadra, plomada, paleta, escoplo, cincel, piedra bruta, piedra pulida, madera, etc.
Los grados dentro del oficio eran aprendiz, oficial y maestro. El paso de uno a otro exigía largos años de aprendizaje y practica del oficio, además de exámenes periódicos ante los directores del gremio.
Para no distinguirse del común de los gremios, los judíos, al entrar en el gremio de la albañilería franca, adoptaron sus maneras y los grados del oficio. Fue el rabino judío Elías Ashmole el que adapto la escala de aprendiz, oficial y maestro a las necesidades de los nuevos integrantes del gremio de constructores, o albañiles. Lo primero que debió hacer fue acomodar al gremio de constructores a los nuevos aspirantes que ni eran constructores, albañiles o canteros, ni siquiera en su vida habían practicado un oficio manual pues es sabido que los judíos jamás practicaron oficios manuales o trabajo físico; solo manejos dinerarios, bancarios o de negocios. Por este motivo se cambió la denominación de masonería operativa, es decir, realmente el ejercicio del oficio de la construcción, por masonería especulativa, lo cual quiere decir que del oficio de albañilería solo queda un nombre que sirve para engañar a los no iniciados, especialmente si son extranjeros y no saben lo que significa la palabra masonery. Masonería especulativa es lo mismo que albañilería no operativa; por tanto, falsa albañilería libre.
La adscripción de los judíos residentes en Inglaterra al gremio de los constructores de catedrales y otros grandes edificios tuvo, pues, las razones antedichas y no las misteriosas y antiquísimas que ellos afirman o aceptan que otros admiradores les atribuyan, remontándose a los grandes arquitectos y sacerdotes egipcios constructores de los templos de Tebas o Assuan y de las pirámides, ni tampoco a los constructores del templo de Salomón, al famoso arquitecto fenicio Hiram, etc.
Lo mismo que adoptaron la integración con los albañiles -masones-, podían haberse integrado en el gremio de carpinteros, toneleros, sastres, alfareros, curtidores o cualquier otro. Si se hubieran integrado con los carpinteros, ahora nos dirían que sus orígenes se encontraban en Noe y su obra emblemática, en vez del templo de Salomón, sería el Arca de Noe.
Es muy curioso el carácter mistérico que adquiere el término masonery en los países de lengua española, lo que no ocurre en los ingleses o franceses que conocen perfectamente el oficio de masón. Si tradujéramos la palabra y habláramos de albañilería franca simbólica y no operativa, el asunto quedaría más en su lugar y menos en el misterio y la magia de una palabra desconocida para el común.
La fecha de fundación de la masonería simbólica (albañilería falsa) se puede situar hacia 1650, en plena dictadura de Oliverio Cromwell.
En 1655, Jamaica es arrebatada a España por Cromwell y desde entonces se convierte en centro de contrabando y base de piratas contra la América española; allí se establece una logia en 1739.
Las reuniones del gremio de constructores (albañiles operativos) se efectuaban en las logias (galerías porticadas de los grandes edificios, sobre todo catedrales) o en otros locales que eran los primeros en terminarse al iniciarse obras de gran porte. Eran reuniones de maestros y en ellas intercambiaban sus conocimientos y muchas veces los secretos de la profesión y las mejoras técnicas que iban surgiendo; por supuesto, no tenían acceso a estos conocimientos ni los oficiales o hermanos, y menos los aprendices u obreros.
Es conveniente conocer el hecho de que el nivel de conocimiento científico había llegado a unos altos grados en la técnica de la estereotomía - corte de sólidos - de la piedra y la madera, hasta tal punto que la geometría descriptiva, desarrollada como ciencia de la representación de cuerpos hace menos de dos siglos, nace y se desarrolla precisamente entre canteros y carpinteros, constructores de edificios y navíos.
El secretismo propio de aquellos oficios es heredado y aumentado por los nuevos judíos infiltrados en este gremio (masones no operativos o simbólicos, o albañiles libres no operativos o falsos albañiles), que lo llevan hasta límites verdaderamente ridículos pero muy eficaces para sus continuos y pertinaces propósitos de desmontaje de la Cristiandad europea y lucha contra el Papado Católico.
La cobertura del gremio de constructores-masones resultó un gran acierto de la comunidad hebrea, y consiguió engañar completamente a la sociedad inglesa. Siguió apoyando dinerariamente al tirano Cromwell y consiguió que este acentuara la persecución a los católicos en Inglaterra, Escocia y, sobre todo, en Irlanda.
La sociedad masónica nace, pues, como una penetración de los judíos dentro de un gremio de obreros cristianos, los constructores libres; es decir, confraternizan los verdaderos albañiles (masones) con los burgueses judíos de Holanda. Pronto los judíos, poseedores de grandes sumas dinerarias, se convierten en los amos de la sociedad de constructores (masones) y permiten la entrada en el gremio a otras personas ajenas a el.
La masonería se convirtió completamente en una especie de judaísmo abierto a los gentiles, una agencia judía regida por los talmudistas donde confraternizaban con las gentes a las que los propios judíos no deseaban recibir en su casa. Ocultos tras esta máquina de guerra y espionaje, los judíos talmúdicos pudieron ejecutar el mal sin aparecer como responsables ante el pueblo o las autoridades. El órgano que permitió la entrada del virus talmúdico fue totalmente ocupado por este y puesto al servicio del judaísmo esencialmente anticristiano.
Que la secta masónica no es anterior al siglo XVII lo demuestra el hecho evidente de que jamás se cite a la masonería en ninguna obra histórica o literaria anterior al siglo XVII. Es solo a partir de la independencia USA y la Revolución francesa cuando aparecen, y de modo obsesivo, las referencias al papel jugado por los masones en los acontecimientos históricos más importantes.
Como simple botón de muestra de que los orígenes de la secta judeo-masónica no son ni tan antiguos ni tan misteriosos como se dice, podemos analizar algunos hechos evidentes. Por ejemplo, en la isla de Mallorca existe, perdido en las montanas, el famoso santuario de Lluc, edificado en piedra; pues bien, encontramos grabados diversos símbolos del gremio de canteros de la Cofradía del Obradors y en muchas piedras de la iglesia se encuentran grabados el mallete, la escuadra, etc., y es absolutamente evidente que allí jamás se encontró ningún tipo de referencia a la secta masónica. Creo que exactamente lo mismo podrá decirse de la mayor parte de las catedrales europeas.
A la muerte de Cromwell en 1658 se elige un nuevo Parlamento, y el general Monk, en 1660, restaura la monarquía de los Estuardo en la persona de Carlos II, hijo del asesinado Carlos I.
La masonería tiene la gran habilidad de apoyar tanto al Parlamento nuevo como al Rey, ambos necesitados del dinero que les prestó a bajo interés la banca holandesa judía de Ámsterdam, y, de paso, conseguir se continúe la persecución a los católicos llamados papistas. Al Monarca se le ofrece la presidencia honorífica de la secta francmasónica y con ello se consigue convertir a la secta en intocable. La Corte inglesa y la aristocracia siguen el ejemplo del Monarca y se afilian a la secta. Como, además, el Rey es jefe de la Iglesia anglicana, el alto clero anglicano se afilia a la secta masónica que tiene además la coincidencia de luchar contra el papado y el catolicismo inglés.
El bloque formado por el Rey, la Corte, la aristocracia terrateniente y el alto clero anglicano, más los banqueros judíos, constituyó una fortaleza inexpugnable, confundiendo los intereses de Inglaterra con los más reales intereses del sionismo talmúdico internacional y esencialmente antipapal. Muy pocos años después, veremos que el centro de la masonería mundial pasaría a Norteamérica, confundiendo los intereses de la nación americana con los verdaderos intereses del sionismo imperialista del Talmud. En la Corte inglesa está siempre presente la posibilidad del asesinato del Rey y el peligro, muy real, de pretender hacer algo que desagrade al poder judío masónico parlamentario.
Que masonería (= albañilería falsa) coincide y es la misma cosa que judaísmo mundialista puede intuirse de la simbología masónica que, además de los símbolos antedichos propios de los canteros, añade los del judaísmo del Talmud: candelabro de siete brazos, templo de Salomón, tabla de madera de acacia - árbol sagrado de los judíos de madera que no se pudre -, arca de la alianza, rollos con las escrituras, etc. El año masónico coincide con el año judío que fija la creación del mundo el año 3761 a.C. según los cálculos del rabino Hillel (siglo IX), los meses masónicos son los judíos: Nissam, Airu, Sivanu, Duzu, Abu, Elalu, Tharistu, Arejshama, Kisiliver, Thebistu, Shabatu, Addaru.
En 1685 accede al trono Jacobo II, que pretende terminar con la persecución a los católicos; esto hace que el Parlamento lo destrone y elija por Rey a Guillermo de Orange, holandés y calvinista, en 1688.
En 1688 se forman en Londres cuatro logias simbólicas. Estas logias se conocían por el nombre de las tabernas en que se reunían:
- L’oie et le grill
- La couronne
- Le pommier
- Le gobelet et le raisin
En estas cuatro logias se diseñan las características de la sociedad masónica y su principal fin: la revolución anticatólica y antipapista, y la estrategia para eliminar a las monarquías de derecho divino, la francesa y la española
El 24 de junio de 1717, las cuatro logias londinenses deciden fusionarse en una organización única: La Gran Logia de Londres, con un gran maestre, Antony Sayer.
El siguiente gran maestre fue el pastor Teofilo Desaguliers, hijo de un pastor rocheles emigrado a Inglaterra tras la derogación del edicto de Nantes por Luís XIV en 1685[2].
En 1721, el tercer gran maestre, duque de Montagu, decidió encargar a un hermano masón, el pastor escocés James Anderson, la elaboración de un reglamento para la nueva sociedad masónica. Anderson, en 1723, concluye sus “Constituciones” para la Gran Logia de Londres que esta adopta como propias.

[2] El Edicto de Nantes, dado en 1598 por Enrique IV, era de tolerancia a los hugonotes.


Estas constituciones pasan de los tres grados iniciales a los 33 grados de la masonería oculta:
- Los grados 1, 2 y 3 se denominan simbólicos.
- Los grados superiores se denominan de la masonería oculta.
- Los grados del 4 al 18 son grados capitulares.
- Del 19 al 30 son grados filosóficos.
- El grado 30 es caballero Kadosh (= santo en hebreo).
- El 31 es gran inspector.
- El 32 es sublime príncipe del gran secreto.
- El 33 es soberano gran inspector general.
Lo esencial de esta decisión fue la creación de un órgano central con autoridad sobre todos los talleres particulares que se denominó “Gran Logia”, con un gran maestre y cargos supremos, y la elaboración de los reglamentos y estatutos que integran las constituciones de Anderson.
La Gran Logia de Londres se convierte en centro de exportación de la revolución antimonárquica de Cromwell contra las monarquías de derecho divino de Francia, España y Rusia.
Es entonces cuando se introduce en la masonería el culto al Gran Arquitecto del Universo: GADU o GOADU; y se proclama el lema: “Libertad, Igualdad, Fraternidad” que gritará el populacho de todas las revoluciones.
En 1739 se crea la Gran Logia de Londres de masones modernos, organizada como un ministerio de asuntos exteriores y que asume la misión de exportar la revolución anticatólica y antimonárquica a ultramar.
La “Gran Logia de Londres” pasa a denominarse “Gran Logia de Londres de masones antiguos”.
Esta escisión interna de los masones ingleses tenía por objeto ocultar a sus socios los fines reales de la secta: separar las colonias inglesas de la metrópoli y desarrollar allí la revolución.
En 1715 se funda en Londres la Compañía inglesa de las Indias (Orientales), con capital básicamente judío, a imitación de la Compañía holandesa de las Indias Orientales. La Compañía inglesa inaugura en Cantón sus oficinas y comienza a acaparar el comercio internacional del opio, desplazando a los tradicionales comerciantes del opio árabes, portugueses y holandeses. La Compañía inglesa comienza a cultivar el opio en la India y a introducirlo en China, teniendo unos beneficios inmensos que enriquecen a sus propietarios escoceses calvinistas y judíos.
En 1725 se funda la primera logia francesa, dirigida por Lord Derwemwester y el caballero Maskeline; el activista principal fue Ramsay. Allí ridiculizaban a la religión, al clero y al Papa y se proclamaba la igualdad contra el “fanatismo” de los católicos.
En 1726 se establece en Gibraltar la Gran Logia de Londres.
En 1727, en Madrid, se crea la “logia matritense” o gran logia provincial de Inglaterra para el Reino de España; su local estaba ubicado en la calle ancha de San Bernardo, pero radicaba y celebraba sus sesiones en la Embajada inglesa, bajo la dirección de su embajador, duque de Wharton.
En 1730 se funda en Filadelfia la primera logia dependiente de Londres; a ella perteneció Benjamín Franklin. Sería en Filadelfia donde se celebraría la independencia de las trece colonias en 1776.
En 1733, en Boston (Massachusetts), se funda la logia dependiente de Londres, por Henry Price, para Nueva Inglaterra y sus dominios.
En 1736 se funda en París la Gran Logia provincial para Francia.
En 1738, el Papa Clemente XII condena la masonería por la Bula “In Eminenti”.
En 1739, en Kingston (Jamaica), se crea una logia dependiente de Londres y, en 1742, Port Royal (Jamaica) se convierte en el centro de la piratería y contrabando inglés contra el Virreinato de Nueva España.
En 1739, en Martiníca, se crea la Gran Logia Provincial francesa.
En 1743 se organiza la Gran Logia inglesa de Francia.
En 1751, el Papa Benedicto XIV renovó la condena de la masonería.
En 1751, el Rey de España, Felipe V, promulga una pragmática contra masones por consejo del padre Rábago, confesor real.
En 1756 se funda el Gran Oriente de Francia eliminando a las dos logias existentes, y con más control de la masonería inglesa-judía. En Francia se pone de moda pertenecer al Gran Oriente y entran aristócratas, casi toda la Corte francesa y los enciclopedistas Voltaire, Diderot, D'Alambart... Todos preparaban la Revolución.
En la Capitanía General de Guatemala, que comprendía toda Centroamérica, y en la actual Nicaragua se fundó la logia Regularidad, dependiente de Londres, en 1763.
Todas las logias establecidas en la América española fueron inglesas, francesas y yankis; ninguna fue española pues, en España, la Inquisición calibró perfectamente el carácter de la secta masónica y la persiguió con gran eficacia. La invasión de España por Napoleón propició la creación de logias en la Península. Las Cortes de Cádiz, al disolver la Inquisición, dieron vía libre a la franc-masonería en España que se dedicó a fomentar la independencia de los virreinatos con carácter masónico.
En 1758 se organiza en Paris el Consejo de emperadores de Oriente y Occidente, dirigido por el Sanedrín, que establece el rito de perfección y da carta de patente al judío Morín para propagar el rito en América y fundar en Santo Domingo, en 1763, la logia “Perfecta Armonía” y, en 1770, funda en Jamaica la logia del “Rito de Perfección”.
La revolución en Nueva Inglaterra se gestó en las logias masónicas. El general George Washington pertenecía a la logia Virginia 4, donde había ingresado en 1752; veinte de sus veintinueve generales eran masones, entre ellos el francés Lafayette, importante agente de la masonería.
Triunfante la revolución, se declara la independencia de las colonias inglesas en 1776 en la ciudad de Filadelfia. Entonces comienzan las logias americanas a organizar la revolución en Francia; sus agentes principales serian Lafayette y Benjamín Franklin.
Perdidas las colonias, Inglaterra se encuentra con una tremenda deuda. En 1783, el Ministro de Asuntos Exteriores, Lord Shelburne, decide nacionalizar a la Compañía de las Indias Orientales que producía suculentos beneficios con su tráfico de opio. El comercio del opio en aquellas fechas era el principal artículo de tráfico internacional y pasa, de beneficiar a sus propietarios judíos y escoceses, a llenar las arcas de la nación.
El coronel Alexander Grasse-Tilly, francés, hijo del almirante Alexander que
combatió en la flota francesa a favor de Washington en York-Town, fue enviado en 1789 a Santo Domingo (colonia francesa); allí casó con la hija del judío Delahogue, de la logia de Charleston, y fundó en 1802 el Supremo Consejo de Indias Occidentales de 33 grados, en Haití. Regresó a Francia y recibió el encargo de fundar en España.
Al fin, en 1789 triunfa la Revolución en Francia aniquilando al trono y al altar. Las matanzas son espantosas y culminan guillotinando a Luís XVI en 1793.
En 1789, Washington es elegido Presidente de los USA.
El judío J. Adams es elegido Presidente en 1797.
El judío J. Jefferson es elegido Presidente en 1801. Este año se funda en Charleston[3] la Masonería Blanca del Gran Consejo de Charleston de 33 grados, integrado por doce judíos, entre ellos el Conde de Grasse-Tilly, con el nombre de Supremo Consejo de Charleston. En comunicación masónica, a Grasse se le dice: “Lamentamos que el primer magistrado de Francia (Napoleón) prefiera el manto de los Césares a la honrosa condición de mandatario del pueblo; estimamos que para destruir la opresión es necesaria la unión de la orden masónica bajo el Supremo Consejo de Charleston de grado 33, que por su situación geográfica se halla a salvo de los poderes tiránicos europeos y que por el régimen liberal de la nación donde actúa tiene los medios necesarios para dirigir con seguridad los asuntos de nuestra orden en todo el mundo". Balaustre (=decreto) 1804.
[3] Charleston se encuentra en el paralelo 33º… ¡curioso!


B’naï B’rith (hijos de la alianza)

Es una asociación fundada en 1843 en USA por un grupo de masones europeos, todos judíos, cuyo fin es mantener la unidad del pueblo judío disperso por todas las naciones del mundo. Para pertenecer a esta sociedad es necesario ser judío de raza. Se calcula que tiene alrededor de 500.000 miembros.
Sus miembros pueden, a su vez, pertenecer a cualquier logia masónica.
De hecho, tiene secciones en las capitales más importantes y también figura como ONG en la ONU, la UNESCO y el Parlamento Europeo, UNICEF.
Al poder, sus miembros, pertenecer a las varias logias masónicas de todas las naciones tiene una perfecta información y control de toda la masonería mundial y su poder es casi absoluto, constituye una especie de estado mayor de la masonería mundial.
Su sede está en Washington (1640 Rhode Island), muy cerca de la Casa Blanca.
La organización se especializó en el control de los medios de comunicación: prensas, radio, televisión, empresas cinematográficas (Paramount, Warner, MGM, United Artist, etc.) y asimismo editoriales importantes que controlan totalmente la edición de libros en USA.
La importancia y poder de B’naï B’rith (B:.B:.) es tal que su Presidente en 1939, Chïm Weizmann, a la vez Presidente del Congreso Mundial Judío
[4] , declaró la guerra a Alemania el 5 de septiembre de 1939[5] según lo publicó el periódico judío “Jewish Chronicle” de 8 de septiembre de 1939. Desde ese día los judíos alemanes estaban en guerra contra la propia nación en que vivían.
[4] El Congreso Mundial Judío, según los propios judíos, constituye una Nación sin Estado que comprende a todos los judíos del mundo.
[5] Inglaterra, Francia y Polonia declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre de 1939.

B’naï B’rith (I:.O:.B:.B:.) tiene una organización llamada ADL (Liga Anti Difamación), es una agencia de información y espionaje extraordinariamente poderosa y eficaz que cubre los Estados Unidos, y hasta la CIA le pide información.





LA MASONERÍA (ALBANILERÍA) EN ESPAÑA

En Gibraltar se crea, en 1726, la Gran Logia de Londres.
En 1727, el embajador ingles, duque de Wharton, funda en Madrid la primera logia llamada "logia matritense" o Gran Logia Provincial de Inglaterra para el Reino de España, radicada en la Embajada inglesa.
En 1763, el masón Campomanes convencía a Carlos III de prohibir a las congregaciones religiosas adquirir inmuebles.
Carlos III, totalmente seducido por la secta masónica.
En 1766, el conde de Aranda, masón, es nombrado Presidente del Consejo de Castilla.
Entre Aranda, Campomanes, Roda y Moñino convencen a Carlos III de expulsar a los jesuitas de sus dominios. La expulsión fue cruelísima; en barcos de ganado, navegaron tres meses por el Mediterráneo sin que ningún país los admitiera. La expulsión de América preparó la independencia bajo el signo masónico (ver Historia de los Heterodoxos, de Menéndez y Pelayo).
En 1767 se crea la “Gran Logia madre de la Francomasoneria Española” fusionándose con la de Inglaterra.
En 1773, Aranda fue nombrado embajador en Francia hasta 1787, y recibe poder para fundar el "Gran Oriente Nacional de España".
José Balsamo, falso conde Cagliastro, establece logias en Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Cádiz pertenecientes al rito Misraim (rito Misraim es lo mismo que rito Egipciaco), muy revolucionarias, que chocan con las logias ya existentes muy conservadoras. Misraim es el nombre original del país del Nilo en lengua árabe. Egipto es el nombre que le daban los griegos al país del Nilo.
José Moñino, embajador ante Clemente XIV (1769-74), consigue sacarle el Breve Dominus ac Redemptoris en julio de 1773, por el que se disolvía la Compañía de Jesús; en premio se le concede el titulo de conde de Floridablanca.
Es curioso comprobar cómo las revoluciones inglesa y yanki se hicieron con sólo los tres primeros grados masónicos. La Revolución francesa precisó ya de 25 grados de perfección.
En España, todos los intentos de las logias para lograr la revolución fracasaron durante el siglo XVIII gracias a la vigilancia de la Inquisición, a pesar de que los planes masónicos (albañílicos) incluían la revolución en España a continuación de la francesa, exactamente en 1796, y fue abortada en “los cerrillos de San Blas”.
En diciembre de 1804, el francés J. Cerneau, joyero, fundó en La Habana la logia “Le Temple des vertus teologales”, dependiendo de la gran logia de Pensilvania. Las autoridades españolas le expulsaron de Cuba.
El coronel Alexander, conde de Grasse-Tilly, recibió el encargo de fundar logias en España por ser el último baluarte del “fanatismo y la superstición”, dominada por la Iglesia romana y su Inquisición, a pesar de los trabajos del hermano Aranda que consiguió emancipar la masonería española de la inglesa y llevó a cabo la obra de destruir la más formidable organización inventada por los poderes teocráticos (los jesuitas).
“Lamentamos que el primer magistrado de Francia (Napoleón) prefiera el manto de los césares a ser mandatario de su pueblo.
A vos, ilustre y poderoso hermano, os toca ejercer ese cargo en España, donde un mal entendido patriotismo comienza a sobreponerse, aun entre los mismos masones (albañiles), al sentimiento único de amor a la humanidad ... por esta causa se hallan divididas las logias españolas, a punto de fracasar los esfuerzos realizados para liberar al pueblo hispano de la servidumbre teocrática. El conde de Montijo, jefe de masones en España, emplea su influencia en sustituir a un rey por otro dentro de la misma familia de los Borbones. No conviene exonerarlo de sus funciones para evitar mayor división de los masones españoles, como sucedió a fines del pasado siglo entre el Gran Oriente del conde de Aranda y las logias independientes fundadas por Cagliostro. A vos fiamos el encargo que os hacemos por este balaustre (decreto) que os inviste como delegado general de este Supremo Consejo en asuntos masónicos en España.
Oriente de Charleston, Feb. 1804 (era vulgar). Esteban Morin, grado 33, rubricado”
Grasse-Tilly sabia que Napoleón invadiría España; por tanto, espera para actuar allí. Mientras tanto, en 1804, funda en París el Supremo Consejo grado 33 que apoya a Bonaparte. En 1806 funda en Milán otro Supremo Consejo 33, entregado a Eugenio Beauhornais, hijastro de Napoleón. En 1809, en Palermo, organiza el Consejo Supremo 33 de Napoles.
Napoleón invade España en 1808. La revolución judeomasónica de rito escocés queda establecida en España. En 1809, José Bonaparte, rey intruso, funda en Madrid el Supremo Consejo de España grado 33 y el Gran Oriente de España del que es gran maestre.
En 1811, Grasse-Tilly, como delegado del Supremo Consejo de Charleston (alto mando judaico en aquellas fechas), regulariza la fundación del rey intruso anulando a Montijo.
Grasse-Tilly, con su balaustre (decreto en jerga masónica) de 1804, ayudado por Bonaparte, unifica la masonería en España con la misión de variar las instituciones políticas, en sentido liberal-demócrata, sometidas al Gran Oriente de España, con tendencia a establecer una monarquía parlamentaria en dirección a una República del exaltado anticlericalismo de la Constitución de Cádiz de 1812, hecha por Antonio Ranz Romanillos, afrancesado, que participó en la redacción del Estatuto de Bayona, servidor de José Bonaparte, que ni era diputado ni de la comisión y que, no obstante, redactó la Constitución, “La Pepa”.
Quedó así anulado el conde de Montijo.

Grandes maestros españoles:
1. Conde de Aranda, 1780-90.
2. Conde de Montijo, 1790-1821.
3. Rafael de Riego, 1821-23 (ahorcado en 1823).

Gran Oriente de España:
1. José Bonaparte, 1809-11.
2. Miguel Azanza, 1811-94.
3. Agustín Argüelles, 1816.
4. Antonio Pérez de Tudela, 1822.
5. Carlos Mañas, 1836.
6. Francisco de Paula Borbón, 1840.




LA MASONERÍA EN LA ANIQUILACIÓN DEL IMPERIO ESPAÑOL
Y CRISTIANO



Las hordas revolucionarias francesas, a traición, ocupan España y aprisionan a los monarcas Carlos IV y Fernando VII. Las provincias americanas comienzan a sublevarse contra los franceses de la revolución y a favor de Fernando VII. Pero pronto los criollos, infectados por las logias de las ideas revolucionarias, deciden separarse de la Madre Patria.
Debe quedar bien establecido que los independentistas son los criollos, descendientes de los conquistadores y nunca los indios originarios de aquellas tierras, que se sentían protegidos por las leyes de Indias promulgadas por Isabel.
Todos los llamados libertadores pertenecían a las logias masónicas inglesas, francesas o yankis.
Los principales caudillos de la rebelión fueron: Miranda, Bolívar, San Martín, O’Higgins, Itrubide.

Miranda (1752-1816) nació en Caracas, masón, llegó a capitán del ejército español. Participó en la ayuda española a los yankis en su lucha contra los ingleses (1799-1801). A la vez que Lafayette, marchó a Francia a favor de los revolucionarios, donde llegó a mariscal de campo. Después pasó a Inglaterra, donde fundó en 1804 la logia “Gran reunión americana” de la que fue gran maestre. A ella pertenecieron: San Martín, Bolivar y O’Higgins. En 1810 inició la sublevación de Venezuela contra España aprovechando que la península estaba ocupada por la horda revolucionaria y los reyes, Carlos IV y Fernando VII, presos en Francia del sátrapa francés. En 1812 cayó finalmente prisionero del ejército español y fue llevado preso a Cádiz donde murió en 1816.

Bolivar (1783-1830). Nació en Caracas, masón, educado en España. En 1808, perteneciendo al ejército español, luchó contra el invasor francés. Perteneció a la logia “Lautaro” de Cádiz. En 1810 pasó a Venezuela a las órdenes de Miranda, que lo nombró coronel en 1812, y comenzó su traición luchando contra la Madre Patria. Fundó la “gran república” de Colombia integrada por Venezuela, Ecuador y Colombia. Intentó crear la Gran República de Estados Unidos del Sur pero fracasó traicionado por otros masones pertenecientes a la logia de Charlestón. Decepcionado, se vio obligado a refugiarse en la hacienda del español Joaquín de Mier en Cartagena de Indias, donde falleció en 1830.

San Martín (1778-1850). Nació en Yapeyu (Río de Plata). Formado en la escuela militar de Madrid, luchó en la guerra de la Independencia contra el invasor francés. Participó en la batalla de Bailén en 1808. Perteneció a la logia “Lautaro” de Cádiz. Pasó a América en 1812 con la ayuda con la ayuda francesa del falso rey José, que le proveyó de abundante dinero para organizar la sublevación contra España de las provincias americanas. Es evidente que Napoleón tenía planes para formar el imperio francés de América tras el fracaso de Lusiana. El propio San Martín fundó secciones de la logia Lautaro en Argentina, Perú y Chile. En 1821 proclamó la independencia de Perú, intentando formar una gran república fusionando Argentina, Uruguay y Chile, pero se vio traicionado por los suyos, dirigidos desde Charlestón. Decepcionado por las traiciones decidió retirarse marchando a Francia donde fallecería en 1850.

O’Higgins (1776-1842) nació en Chile, masón. En 1799 conoce a Miranda en Londres y entra en su logia “Gran Reunión”. En 1807, en Cádiz, funda la logia “Lautero”. Combatió en el ejército español contra los invasores. En 1810 regresa a Chile y participa en la sublevación (1813), es nombrado general del ejército y logra varias victorias, pero es vencido por los españoles en 1814, debe huir y, pasando la gran cordillera, se incorpora al ejército de los Andes de San Martín que le nombra director de Chile, y en 1818 proclama la independencia de Chile que dirige con gran dureza y con la desautorización de sus compañeros, lo que provoca su dimisión y se autoexilia, en 1823, en Lima donde morirá en 1842.

Iturbide (1783-1824) nació en Méjico, masón, pertenecía a la nobleza criolla. Se distinguió en la lucha contra los primeros revoltosos del Hidalgo ganando el grado de general (1810). Llegado a España (1818) se convierte en hombre de confianza del rey Fernando VII. En 1820, tras la traición de Riego, el rey debe aceptar la constitución de 1812 y queda prácticamente prisionero de los liberales. Confiando Fernando VII en la nobleza de Itúrbide, le encarga que mantenga en el virreinato de Nueva España el régimen absolutista, quizá con la idea de pasar el propio rey a aquellas tierras. Le entrega el rey una gran cantidad de dinero para llevar a Filipinas, en aquellos días aislada de España. Al llegar a Méjico declara por el “Plan de Iguala” la independencia, pero bajo un Borbón (1812). Los hechos se aceleran fuera de control y entonces los suyos le proclaman emperador. Al cabo de 10 meses de imperio estallan sublevaciones que dan lugar a su abdicación voluntaria y su autodestierro. Al poco tiempo decide regresar a Méjico como emperador. Pero nada mas entrar en Méjico es hecho prisionero por un grupo rebelde y, juzgado por un tribunal local, es condenado a muerte y fusilado en 1824.

Es ley histórica inapelable que los grandes imperios, cuando alcanzan su máximo esplendor, inician su decadencia y disolución. En virtud de tal fatalidad histórica, el imperio español y cristiano, de tres siglos de grandeza, había llegado al crítico tiempo de dar lugar a la independencia de las provincias americanas.
Lo lamentable es que esta independencia, que se adelantó unos pocos años, se hizo aprovechando la traidora invasión de España por las tropas de la revolución francesa, enemigos, no solo de España, sino de la cristiandad en la que estaba basado el imperio cristiano de España. El objetivo de la secta masónica venía expresado por la lucha contra el trono y el altar.
Los llamados “libertadores” fueron incapaces de crear una gran nación integrando los cuatro virreinatos y las provincias insulares.
Cuando San Martín o Bolivar pretendieron formar una Gran República de habla hispana, fueron traicionados por los suyos siguiendo órdenes del “Supremo Consejo de Charlestón”.
Obsérvese en banderas y escudos de esas repúblicas la gran abundancia de colores y símbolos claramente masónicos como: el sol, el color azul, el gorro frigio, estrella de cinco puntas, ave fénix, etc.
Tristemente, en doscientos años de independencia, las naciones americanas del antiguo imperio hispánico han sido incapaces de unirse o federarse para conseguir ser verdaderamente independientes del gran vecino del norte, y no han logrado producir un verdadero caudillo americano.
Esta es la verdadera deuda histórica de aquellas naciones.