lunes, 18 de enero de 2010

PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA





Carlos De Meer de Ribera






14-ABRIL-1931. Se proclama la República en la Puerta del Sol.


Atardecer en la plaza Mayor. Una horda de anarcoides derriban y destrozan la estatua ecuestre de Felipe III, marcan el pedestal con “FAI” y el rojinegro pendón que anuncia revolución y muerte.



UN MES MÁS TARDE...


Domingo 10 de mayo de 1931. En la calle Alcalá, próximo a la plaza de la Independencia, se inauguraba el Círculo Monárquico Independiente. Apenas iniciada la reunión, se produce el asalto efectuado por el populacho reunido en la calle y dirigido por profesionales en este tipo de acciones. El local es destruido y la turba en la calle gritaba contra curas, frailes, monjas y sobretodo contra los jesuitas.



En el Ateneo, reunido en sesión permanente, se pedía la disolución de la guardia civil y la expulsión de todas las órdenes religiosas. Los desordenes se iniciaron en la Puerta del Sol.



Miguel Maura, ministro de la gobernación, en su libro “Así cayó Alfonso XIII”, dice: “... A última hora de la tarde del 10 de mayo, el capitán Menéndez vino a comunicarme que en el Ateneo un grupo de jóvenes preparaba para el día siguiente la quema de conventos de Madrid; en el Ateneo repartían gasolina en bidones y trapos, y designaban los conventos a incendiar. El dirigente de estos tipos era Pablo Rada, un mecánico aviador ...”.



Maura lo comunicó a Azaña que dijo: “... No lo crea, son tonterías, pero si fuese verdead sería muestra de la Justicia inmanente ...”.



Los comisarios de policía recibieron una circular ese día anunciando lo que iba a ocurrir, y la orden en que se les prohibía emplear contra los incendiarios la fuerza, solo persuasión.



El día 11, a primera hora de la mañana, había grupos de personas estacionados frente a la residencia de los jesuitas y el templo de San Francisco de Borja en la calle de la Flor esquina a Gran Vía. Ante la pasividad de las fuerzas de orden público, comenzaron a rociar con gasolina las puertas del edificio que quedó envuelto en llamas en pocos minutos. Ni la guardia civil ni los bomberos se movieron.



A la vez ardía el convento de las Bernardas, conocido como las Vallecas, edificio del siglo XVI



También, la iglesia de Santa Teresa de los carmelitas de la Plaza de España.



El colegio de las Maravillas en Cuatro Caminos, enorme edificio en que los hermanos de la Doctrina Cristiana educaban gratuitamente a 500 hijos de obreros de la barriada. Tenía una magnífica biblioteca que desapareció entre las llamas.



Convento de las Mercedarias de San Fernando, que educaba a 400 niños pobres.



Colegio del Pilar de Cuatro Caminos (cercano a la iglesia de los Ángeles)



Parroquia de Bella Vista de Cuatro Caminos.



Colegio de María Auxiliadora de los Salesianos.



Colegio del Sagrado Corazón de Chamartín, de los jesuitas.



Instituto Católico de Artes e Industrias ICAI en Alberto Aguilera.



El gobierno, reunido en Presidencia desde las nueve de la mañana de ese día 11, recibió noticia puntual de los desmanes. Alcalá Zamora propuso votar si se debía utilizar a la Guardia Civil. Por mayoría se acordó no hacer nada. Azaña dijo: “... todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano...”. En una nota oficial se decía que lo sucedido era culpa de los monárquicos



El movimiento incendiario se extendió a todas las ciudades.



En Sevilla ardieron: el colegio de los jesuitas, la iglesia de Carmelitas, la residencia de los Capuchinos, la capilla de San José del gremio de los carpinteros, joya del siglo XVII.



En Córdoba arde el templo de San Cayetano.



En Málaga la residencia de los jesuitas, el Palacio Episcopal, edificio del siglo XII, colegio de Agustinos, Maristas, convento y parroquia de Santo domingo, la iglesia del Perchel, convento de Capuchinos, parroquia de San Pablo, colegio de la Asunción, colegio de San José de la Montaña, colegio de San Agustín, colegio de los Maristas, colegio de la Sagrada Familia, colegio de las Esclavas, colegio de las Adoratrices, colegio de San Carlos, colegio de San Manuel, colegio de las monjas de Churriana, colegio del niño Jesús, iglesia Parroquial de San Juan, parroquia de San Felipe Neri, conventos del Ángel y de las Mercedes, iglesia de Santiago, iglesia de la Merced, iglesia de San Lázaro, además el periódico católico Unión Mercantil. De las 11 parroquias que tenía Málaga arden 10.



De los pueblos cercanos ardieron las iglesias de El Palo, Comares, Churriana, Torremolinos, Puente de la Torre.



En Cádiz ardió: el convento de Dominicos y otros templos. En Sanlúcar, Algeciras y Jerez varias iglesias.



En Murcia la iglesia de Jesuitas y la de Santo Domingo, el convento de las Verónicas, de las Isabelas, Franciscanos, Carmelitas y el diario “La Verdad”.



En Valencia, el día 12, fueron asaltadas y saqueadas las residencias de los Dominicos, San Vicente Ferrer, conventos de Adoratrices, Teresianas, Capuchinos, Salesianos, Jesuitas, Camilos, el Seminario, colegio de Vocaciones, colegio de San José de jesuitas. En estos la fuerza pública impidió el incendio. Pero sí ardieron los Carmelitas San Julián, Agustinos, San José y Santo Tomás.



Ardieron más iglesias en Alicante, Carlet, Játiva, Gandía y Elda.



Es casi imposible dar una relación completa de iglesias incendiadas en toda España en los días sucesivos de ese trágico mes de mayo.



La prensa comentó los incendios así:



Periódico “Crisol”: “...El pueblo, ya en la calle, quema conventos, principalmente de Jesuitas. Es significativo que el pueblo español, decidido a hacer justicia, lo primero que hace es quemar conventos.... los incendiarios prestaron el día 11 un servicio muy estimable a los que mañana hayan de gestionar la renovación del concordato...”.



El “Liberal” “...la quema de conventos acredita indudable progreso moral, sensibilidad y humanitarismo del pueblo... no han matado frailes...”.



El “Heraldo de Madrid” de 11 de mayo consideraba responsables a los religiosos que disparaban contra los obreros.



“El Socialista” (12 de mayo) decía “...en los conventos había polvorines y arsenales de fusiles, bombas y ametralladoras ...”.



En “El Crisol”, Luis Bello decía: “...Las violencias del pueblo, dentro de ciertos límites, han respondido siempre al fuego que se les dirigía desde el interior de las fortalezas conventuales...”.



La reacción gubernativa fue sorprendente: se decidió suspender el ABC monárquico, el católico “Debate” y el “Mundo obrero”.