lunes, 18 de enero de 2010

EL VALLE DE LOS CAÍDOS- LA PEQUEÑA HISTORIA -




Carlos De Meer de Ribera






Ya en plena guerra de liberación, el generalísimo Franco tenía la idea de construir un monumento funerario en honor de los caídos en defensa de la religión católica, coronado por una gran cruz. Esto es en realidad el Valle de los Caídos, un gran mausoleo donde descansan los restos de 50.000 soldados que dieron su vida en defensa de la España Católica, presididos por el general que los mandó.



Ahora se pretende, por el frente popular actual, profanar esas tumbas y ofendernos a los hijos y los nietos de los muertos.



El 1 de abril de 1940 se publicó el decreto de construcción de este cenotafio sepulcral. El proyecto se encargó a don Pedro Muguruza que dirigió la obra de perforación del Risco de la Nava para construir la gigantesca Cripta sepulcral. Por grave enfermedad, el arquitecto abandonó la dirección en 1949. Para la ejecución se adoptó el sistema de adjudicaciones a empresas de conocida competencia. La perforación del cerro se adjudicó a la empresa San Román en 1941. La carretera de acceso la ejecutó Banús en 1943. Diego Méndez fue el nuevo director y proyectó la Cruz de 150 metros de altura. La ejecución de la Cruz se adjudicó a Huarte, así como también la gran explanada.



La obra monumental fue ejecutada por las empresas citadas con su personal altamente especializado. Pero en la carretera de acceso, en la labor de explanación, se empleó a presos que voluntariamente lo solicitaron, cobrando su salario legal y redimiendo dos días de condena por cada día trabajado. Bien entendido que eran presos condenados por crímenes cometidos en los años de guerra. No eran prisioneros de guerra, pues todos los prisioneros fueron desmovilizados antes de terminar el año 1939. Solo se retuvo a los que habían cometido auténticos crímenes en la retaguardia.



El costo total de la obra fue de 1.160 millones de pesetas aproximadamente. Solo la basílica costó 400 Mpts, la Cruz 115 Mpts.



En plena Cruzada de Liberación, el gobierno nacional carecía de oro y reservas; se pidió al pueblo que voluntariamente entregara todo el oro que pudiera para construir una reserva. Esta entrega voluntaria se componía básicamente de anillos, medallas, pulseras, solo de oro, sin piedras. Dio un valor de 235 millones de pesetas. No fue necesario utilizar esta reserva durante al guerra. Franco decidió con esta suma iniciar la construcción del Monumento a los Caídos en la guerra: se compró la finca llamada Cuelgamuros, término del Escorial en la sierra de Guadarrama, por 653.483 pesetas. La finca, pues, es propiedad de los que dieron sus joyas a los nacionales en 1936.



Asimismo, el Jefe del Estado disponía reglamentariamente de una asignación anual de libre disposición que también se empleó para el mismo fin. Finalmente se decidió que el sorteo de la lotería del 5 de mayo pasara a engrosar el fondo de la obra. Esta lotería se había instituido en tiempos de Primo de Rivera para construir la ciudad Universitaria de Madrid en terrenos donados por S.M. el Rey don Alfonso XIII. No se utilizó una sola peseta fuera de lo dicho, nunca se cargó nada en el presupuesto de la Nación.



Esta gigantesca tumba sepulcral de nuestros queridos antepasados es lo que pretende profanar el Frente Popular anticatólico socialista-separatista-ácrata-comunista que detenta el poder político en nuestra desgraciada patria.



Somos los hijos de los vencedores ¿Hasta cuándo hemos de aguantar?